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miércoles, 11 de enero de 2012

SER SALVO NO ES SUFICIENTE, PARA SER LA ESPOSA HAY QUE ESTAR EN LA DEBIDA POSICIÓN

(Tomado del ESTUDIO-VIDA DE APOCALIPSIS DE WITNESS LEE-Mensaje 39)
(Los resaltados no son del autor)

LA DEBIDA POSICION DEL PUEBLO DE DIOS

Aunque usted sea parte del pueblo de Dios, la pregunta crítica es si en realidad usted está en la debida posición como pueblo de Dios. Usemos una vez más el ejemplo del pueblo judío:

Debe de haber unos trece o catorce millones de judíos en la tierra, pero menos de tres millones de ellos están en la nación de Israel. ¿No son auténticos los millones de judíos que viven en la ciudad de Nueva York? Claro que lo son. Pero aunque sean verdaderos judíos y su número sea mayor que el de los judíos que viven en Israel, de todos modos no son la nación de Israel. De hecho, la nación de Israel se compone sólo de los judíos que han regresado allá. De los trece o catorce millones de judíos, por lo menos once no están en el terreno de Israel. Como resultado, pese a que son israelitas típicos, no constituyen la nación de Israel. Solamente aquellos israelitas que han regresado a su patria y que permanecen, viven y pelean allí, conforman la nación de Israel. Del mismo modo, todos los cristianos son el pueblo de Dios, pero la gran mayoría ha perdido su terreno y su base como pueblo de Dios.

Muchos se ofenden cuando decimos que somos la iglesia. Dicen: “¿Cómo así? ¿Acaso nosotros no fuimos redimidos por la sangre, y acaso no nos regeneró el Espíritu?”. Sabemos que hay muchos cristianos redimidos por la sangre y regenerados por el Espíritu, y sabemos que algunos de ellos tienen mucha experiencia y conocimiento del Señor; sin embargo, perdieron su terreno y su base como pueblo de Dios y como iglesia. Algunos de los judíos que viven en Nueva York son millonarios; son mucho más ricos que los judíos que regresaron a Palestina. Aquellos han contribuido con mucho dinero para ayudar a la nación de Israel, pero estos judíos pobres son los que conforman la nación de Israel. No importa con cuánto contribuyan los judíos millonarios, de todos modos ellos no son la nación de Israel; de hecho, son ciudadanos de los Estados Unidos. Es posible que digan: “Amo la nación de Israel y estoy en favor de ella”. Le damos gracias al Señor por esto, pero de todos modos tal actitud no los hace parte de la nación de Israel. La única forma en que podrían formar parte de la nación de Israel sería regresar a su patria para ser solidarios con los judíos pobres que regresaron y luchar a su lado. Sólo entonces podrían ser verdaderamente parte de Israel. No sólo estarán a favor de Israel, sino que ellos mismos serán la nación de Israel.

De este mismo modo, los que traerán al hijo varón no serán los cristianos que están en las denominaciones, en las sectas y en los grupos libres. Para que nazca el hijo varón, es necesario que por lo menos parte del pueblo de Dios regrese a su debida posición y base como mujer (esposa). Los que tienen esta base sólo tienen a Dios y nada más. Ellos son la mujer que está en el terreno apropiado para dar a luz al hijo varón.

Repito que si deseamos entender la Biblia, especialmente las profecías, tenemos que entenderla a partir de la vida y para la vida. La interpretación que el Señor nos ha dado no sólo nos la ha dado por la vida y con la vida, sino que, con mucha más razón, nos la reveló para la vida. Todos tenemos que ser parte de la mujer en hecho y en la práctica. Si usted solamente puede decir: “Fui redimido por la sangre y regenerado por el Espíritu y lleno del Espíritu”, entonces usted es un verdadero cristiano —gloria a Dios por eso—, pero en la práctica y en el hecho no está en la mujer que da a luz al hijo varón. Usted es como los judíos que viven en Nueva York, que declaran ser judíos y estar en pro de la nación de Israel. Es cierto que son judíos, pero no pueden afirmar que son la nación de Israel. Ellos ayudan a Israel y están en pro de dicho país, pero no son la nación de Israel en la práctica. Del mismo modo, los que darán a luz al hijo varón no serán los hijos de Dios que están dispersos y que perdieron el terreno y la base adecuados. Solamente la parte de los redimidos de Dios que ha visto Su economía y que está dispuesta a regresar a la posición correcta, al terreno apropiado de la mujer casta, podrá dar a luz al hijo varón.

REGRESEMOS AL DEBIDO TERRENO

Si queremos ser incluidos verdaderamente en la mujer casta, tenemos que hacer a un lado todo lo que no sea Dios ni Cristo, y tenemos que regresar al terreno único que consiste en tener a Cristo como único esposo. Nos negamos a ser fecundados por otro que no sea Cristo. Solamente El puede fecundarnos puesto que es nuestro único esposo. Fuera de El no tenemos nada ni a nadie. En la actualidad estamos en la posición de esta mujer.

Ahora bien, si usted es la esposa del señor Rodríguez, ¿por qué entonces vive con el señor García? Usted podría decir: “Soy la esposa del señor Rodríguez. Nos casamos legalmente en tal fecha”. Muy bien, pero ¿con quién vive usted? ¿Con el señor Rodríguez o con otra persona? Tal vez usted no viva con otro hombre; es posible que usted viva sola en su casa con su perro. Al no vivir con su marido, usted pierde la posición de ser la señora Rodríguez. Doctrinalmente usted es la esposa del señor Rodríguez, pero en la realidad cotidiana usted no es la señora Rodríguez. Usted ha perdido la base, el derecho, y lo sigue perdiendo. Si usted desea volver a ser la señora Rodríguez, tiene que dejar a los demás hombres y las demás cosas, y volver a ser pura y exclusivamente una con el señor Rodríguez. Entonces usted será la esposa del señor Rodríguez en una forma verdadera, práctica y absoluta. Esta es la esposa que no sólo produce hijos para el señor Rodríguez, sino que engendra hijos del señor Rodríguez. 

Que el Señor tenga misericordia de nosotros. Esto no es una doctrina, sino algo muy práctico. Agradecemos al Señor por habernos abierto Su palabra y por habernos abierto los ojos a esta visión. Ahora debemos ser fieles a dicha visión. “Señor, te agradecemos por volvernos a la base correcta como pueblo Tuyo. Gracias Señor por hacernos verdaderamente la mujer que dará a luz al hijo varón. Señor no sólo somos la mujer, sino que anhelamos, al final, llegar a ser el hijo varón”.

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